Es un valle lunar: roca y arena,
inhóspito, vacío, desolado,
retazo donde algún sueño olvidado
en ocre tornasol borda su pena.
De pie, y aún cumpliendo su condena,
un árbol se quedó petrificado,
testigo silencioso del pasado
al pretérito oasis se encadena.
Eolo se encarama al escenario
danzando para un ser imaginario,
cada salto y pirueta es el cincel
con que esculpe, en su afán protagonista,
el indómito anhelo del artista
que vierte su sentir en nuestra piel.
Leonor Aguilar
ARGENTINA
No hay comentarios:
Publicar un comentario